No es solo lo que hacemos. Es cómo lo hacemos. Y por qué.
En Fontini, cada pieza nace de un gesto consciente.
De un respeto profundo por la materia, por el tiempo, por las manos que dan forma. Pero también nace de una mirada curiosa, inquieta, contemporánea, que busca constantemente nuevas formas de reinterpretar el legado de los elementos icónicos.
Nuestro saber hacer artesanal es técnica, sí. Pero también es intuición. Es tradición, pero no se queda en el pasado. Es oficio, pero también exploración. Exploramos y jugamos con texturas, formas, contrastes.
Porque entendemos que lo funcional también puede emocionar. Y que lo bello no está en la perfección, sino en la intención con la que se crea. Por eso hablamos de culto por lo artesano. Porque para nosotros, lo artesanal no es solo un proceso. Es una actitud. Una forma de ver la vida. Un compromiso con lo bien hecho, lo que perdura, lo que deja huella.
Manos expertas que dejan huella.
El proceso artesanal es más que una decisión de estilo. Es una forma de pensar. En Fontini, cada pieza pasa por distintas etapas donde la mano humana interviene, ajusta, observa, decide.
Nada es idéntico, todo tiene una variación sutil.
Lo que no se ve a simple vista es, precisamente, lo que marca la diferencia: esa leve imperfección que revela la presencia de alguien detrás.
Aquí, la artesanía no es un acabado. Es el principio de todo.
Desde Barcelona, con precisión, oficio y visión.
En nuestro centro de producción de porcelana en Santa Perpètua de Mogoda, fabricamos y ensamblamos los componentes de nuestras colecciones.
Allí, tradición e innovación se fusionan con las manos expertas de nuestro equipo, con procesos locales, responsables y sostenibles. Solo así, desde la fabricación local de mecanismos eléctricos, trabajando desde lo cercano, podemos cuidar cada fase, respetar los tiempos y cultivar una forma de hacer comprometida con el entorno y con lo bien hecho, desde el origen.
Cada material dice algo.
Nosotros lo dejamos hablar.
En Fontini, los materiales no son solo un medio técnico. Son parte del mensaje: hablan de honestidad, de durabilidad, de identidad.
Trabajamos con porcelana, madera y latón porque creemos en su capacidad para emocionar, contar y dejar huella.
Además de lo que ves, se trata de lo que sientes, de lo que permanece.
Porcelana
Nuestra esencia
más delicada
Natural. Irrepetible. Poderosa.
La porcelana es el alma de muchas de nuestras piezas. Sus matices en textura, forma o color revelan un proceso cuidadoso, lleno de oficio, fuego… y manos expertas que conocen bien su lenguaje. La porcelana es también una forma de exploración: de técnicas, de procesos, de posibilidades estéticas. Remite a lo ritual, a lo valioso, a lo que perdura. Y eso la convierte en algo más que un material: en una firma silenciosa de nuestro saber hacer.
Madera
Calidez que
equilibra
Discreta, precisa, esencial.
La madera acompaña sin imponerse. La trabajamos de forma artesanal, entendiendo su naturaleza, su comportamiento y respetando su forma natural de envejecer. Aporta equilibrio y profundidad, una presencia que abraza y conecta con lo orgánico. Es la materia que sabe cuándo permanecer, y cuándo elevar la pieza.
Latón
La elegancia
estructural
Sólido, noble, exacto.
El latón da forma, estructura y continuidad. Cada placa se corta, pule y termina de manera semi-manual, permitiendo que su carácter permanezca visible. Aporta luz, contorno y una presencia serena. El toque justo y preciso entre técnica y artesanía.